Este blog está dirigido a aquellos que han asumido el reto de esta gran aventura que llamamos "Matrimonio". Esperamos llegar no solo a los matrimonios sino también a los novios que han decidido unir sus vidas o ya lo están pensando; para que a través de nuestras palabras decidan amarse "para toda la vida".

lunes, 26 de abril de 2010

Vientos nuevos en el Matrimonio (Segunda parte)

¿Cuántas veces, después de una discusión u ofensa, nos hemos perdonado?, ¿sabemos pedir perdón? Muchas veces es difícil reconocer que nos hemos equivocado, más aún cuando tenemos que hacerlo frente a nuestra pareja. Para pedir perdón es necesario tomar conciencia del error cometido, es decir, reconocer en qué fallamos, dónde nos equivocamos o qué es lo que yo hice para disgustar u ofender a mi esposa o esposo.


También es importante pedir perdón con humildad y de todo corazón. No basta solo con reconocer que nos equivocamos, hay que hacerle saber al otro que estamos arrepentidos. Esto es algo que nos cuesta sobre todo a los hombres, pues muchas veces se cree que pedir perdón es una señal de debilidad.

[Elard:] Siempre he pensado que es el tiempo el que cura las heridas; es así que cuando discutía con Cuckie y me daba cuenta que era yo el que estaba en falta, prefería quedarme callado y dejaba que pasaran los días. Ahora entiendo que lo único que esto ocasiona es una cura superficial; pero la herida queda allí, en el fondo del alma. En una ocasión, recuerdo que fui a recogerla pues llegaba de un corto viaje, venía muy ansiosa por vernos y regresar a casa; pero mi recibimiento fue frío y antes que decirle que estaba feliz por su regreso, solo me limité a darle una serie de quejas. Esta actitud, por supuesto que la desconcertó y molestó; recuerdo que a partir de ese momento no cruzamos palabra alguna. Esta situación se prolongó por varios días, me daba cuenta que había actuado equivocadamente pero me costaba acercarme a ella para pedirle perdón, hasta que tomé la decisión de hacerlo y en una reunión con un grupo de amigos en donde me encontraría con ella, me presenté con un ramo de flores y delante de todos le pedí que me disculpara y que sentía mucho haber sido tan frío y falto de consideración. No se imaginan cuanto me costó el hacerlo, sobre todo públicamente; pero les aseguro que valió la pena.

Finalmente, para pedir perdón, debemos tener el verdadero propósito de no volver a cometer el mismo error; pero no solo como un propósito general, como por ejemplo “yo fui malo con mi esposa o esposo y mi propósito para reparar el daño es ser bueno con ella o con él”. Aquí no estamos diciendo nada en concreto ni nos estamos comprometiendo a tomar una determinada actitud. Lo que se requiere son resoluciones concretas, medios prácticos para no volver a cometer la falta.

[Elard:] Por ejemplo, cuando Cuckie se molesta porque no la ayudo en las tareas del hogar, para reparar mi error le propongo ayudarla con el lavado de la vajilla u ordenando las cosas que he dejado regadas por toda la casa. Quizá esto parezca muy trivial, pero en el fondo de todo ello, lo que estoy tratando de decirle a Cuckie es que soy conciente de mi falta de delicadeza y consideración.

Pero además de saber pedir perdón, también debemos saber perdonar…

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