Este blog está dirigido a aquellos que han asumido el reto de esta gran aventura que llamamos "Matrimonio". Esperamos llegar no solo a los matrimonios sino también a los novios que han decidido unir sus vidas o ya lo están pensando; para que a través de nuestras palabras decidan amarse "para toda la vida".

viernes, 9 de abril de 2010

El día después de la Boda

Todos sabemos que después de la Boda viene la “Luna de Miel”; quizá para algunos fue corta como la nuestra, de repente otros tuvieron la oportunidad de disfrutar más tiempo juntos y tal vez para otro grupo no pasó de ser una noche en algún lugar especial; pero sea como fuere todo tiene su final. Así también nuestro corto viaje llegó a su fin; era el momento de regresar a casa y comenzar una nueva vida, era el momento de enfrentar la realidad, bajarnos de la nube en la que nos encontrábamos y poner nuevamente los pies en tierra. Atrás quedaban esos días que parecieron un sueño, para iniciar una etapa en donde ambos nos encontraríamos frente a frente, por el resto de nuestras vidas.

Al iniciar nuestra etapa de convivencia, nos encontramos por primera vez uno frente al otro, y nos descubrimos tal como somos. Si anteriormente por tratar de agradarnos, sacamos a relucir más nuestras virtudes que nuestros defectos, o tratamos de crearnos una imagen diferente a lo que realmente somos, en el matrimonio ya no es posible ocultar nuestra verdadera forma de ser, allí es donde empezamos a conocernos realmente. Es como si llegáramos al matrimonio cada uno con su equipaje, que somos nosotros mismos, tal vez para algunos una verdadera sorpresa, pues no sabemos si allí encontraremos a la persona de quien nos enamoramos y con quien nos casamos.

Al igual que nosotros, ustedes también llevaron al matrimonio su propio equipaje, quizá en algunos era muy voluminoso y pesaba demasiado, en cambio para otros tal vez no lo era tanto. Queremos invitarlos para que por algunos momentos revisen cual fue el equipaje que llevaron a su matrimonio y cual es el que tienen ahora. ¡Vale la pena arriesgarse!

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