Este blog está dirigido a aquellos que han asumido el reto de esta gran aventura que llamamos "Matrimonio". Esperamos llegar no solo a los matrimonios sino también a los novios que han decidido unir sus vidas o ya lo están pensando; para que a través de nuestras palabras decidan amarse "para toda la vida".

martes, 20 de abril de 2010

Rutinas que matan

Se dice que el ser humano es un animal de costumbres y apegos. De costumbres porque normalmente somos repetitivos en lo que hacemos, nos mecanizamos y nos volvemos rutinarios. Estamos seguros que todos tenemos una rutina diaria: Nos levantamos, aseamos, vestimos, desayunamos, nos dirigimos al trabajo o empezamos las labores del hogar, regresamos luego a casa, leemos el periódico o vemos la tele, comentamos lo que nos pasó en el día, disponemos algunas cosas de la casa y finalmente un buenas noches y a dormir. Y si es fin de semana, salimos un rato por allí o vamos de compras, alguna visita a los amigos o simplemente nos quedamos en casa para descansar. Y todo esto lo vamos repitiendo día a día, semana a semana con alguna pequeña variante. Somos también de apegos, porque difícilmente nos podemos desprender de toda esta rutina, nos cuesta hacerlo porque nos sentimos cómodos y no tenemos que pensar mucho o innovar nuestro quehacer.


Las palabras y gestos hacia nuestra pareja también se hacen rutinarios: hola mi amor, que tal mi vida, como fue tu día, cómo están lo chicos, qué hay de comer, el dinero no alcanza, estoy cansada(o), luego hablamos, etc. O peor aún, nuestro vocabulario se reduce a monosílabos: si, no, ummmmm, ajá, quizá, etc, y la situación más extrema es cuando llegamos al silencio, nos convertimos en parte del decorado de la casa donde no hay diferencia entre estar o no estar.

Un beso dado a la ligera, una caricia que más parece un roce casual, una mueca que pretende ser una sonrisa, son también algunos de esos gestos rutinarios.

Todo esto generalmente asfixia la relación de pareja pues nos lleva al aburrimiento, al tedio, al hastío; no nos interesa cambiar ni tampoco notamos si hay algún cambio en el otro (un nuevo corte de pelo, unos kilitos menos, un beso amoroso, un cumplido, etc).

Si bien es cierto que el quehacer diario de alguna forma nos lleva a realizar actividades rutinarias, estamos seguros que podemos hacer la diferencia con pequeñas cosas que rompan con la monotonía, manteniendo el romance dentro de la relación (recuerden que para el amor no hay edad) como por ejemplo: levantarnos unos minutos antes para sorprenderla(o) con el desayuno, dejarle una notita dentro de la cartera, traerle una flor de regreso a casa, halagarla(o) con algún elogio. Lo importante es tratar siempre de sorprendernos con algo diferente, de ser creativos para agradar a nuestra pareja y hacerle notar lo importante que es para nosotros, para que todos estos gestos y actitudes sean como la leña que aviva el fuego para que este no se apague.

No hay comentarios:

Publicar un comentario