Este blog está dirigido a aquellos que han asumido el reto de esta gran aventura que llamamos "Matrimonio". Esperamos llegar no solo a los matrimonios sino también a los novios que han decidido unir sus vidas o ya lo están pensando; para que a través de nuestras palabras decidan amarse "para toda la vida".

viernes, 20 de agosto de 2010

El mejor y más grande Regalo

Siempre se ha dicho que los hijos son el producto del amor de una pareja y esto indiscutiblemente es así; pero además podemos afirmar que son el más grande regalo que un matrimonio pueda tener, son una bendición de Dios para los esposos que se aman. Y así como en algún momento dijimos que para la vida matrimonial no estudiamos cual si fuera un curso de capacitación, de igual forma no se estudia para ser buenos padres, ello se aprende en la medida que caminamos.

Desde su primer aliento de vida los hijos empiezan a ser un reto para los padres, sus necesidades materiales, el acompañamiento necesario durante sus primeros años, su educación, el consejo oportuno y adecuado en su adolescencia y juventud, etc. y finalmente serán el resultado de todo lo que les hayamos dado y enseñado. Pero de lo que más aprenden es del ejemplo que nosotros como padres les demos y finalmente serán en muchos casos una imagen de lo que nosotros somos. Por ello siempre hemos dicho que a buenos padres, buenos hijos; y si decimos que para que este mundo tenga que cambiar para bien, los matrimonios tendremos que cambiar y esto redundará sin duda alguna en nuestros hijos que cuando sean padres darán el mismo ejemplo a sus hijos y esto será una cadena sin fin, que algún día, y de ello estamos seguros, conseguirá que este mundo sea diferente. Indudablemente que existe la libertad de los hijos para decidir qué es lo que quieren ser y en ese proceso podrían equivocarse y todo lo enseñado podría parecernos que no sirvió de nada. Eso ya no depende de nosotros; pero que eso no signifique abandonarlos a su suerte sino que hagamos nuestro mejor esfuerzo para que aprendan a tomar las decisiones correctas.

Tenemos dos hijas, cada una con caracteres completamente diferentes, la mayor de un carácter fuerte, de mucha decisión, más independiente, capaz de resolver cualquier problema; la menor más apacible, menos independiente, más frágil que su hermana, muy dócil. Siempre hemos procurado sembrar en ellas muchos valores y el sentido de unión y amor familiar, aunque hemos de reconocer que muchas veces nos hemos equivocado y nos ha costado reconocerlo pero hemos tratado de no quedarnos estancados en el error o la equivocación; lo que ha generado una respuesta positiva en ellas y de lo que nos sentimos orgullosos.

Muchas veces nos hemos preguntado cómo es que nos gustaría que ellas nos recuerden; definitivamente no por lo poco o mucho que les dimos materialmente, tampoco por los pocos o muchos acuerdos o desacuerdos que nunca faltaron; solo deseamos que nos recuerden como sus papitos que las amaron con intensidad, muchas veces quizá en el silencio; pero para quienes siempre significaron la joya más preciosa, el más grande regalo que Dios les dio.

Nuestras hijas serán siempre nuestro mayor tesoro.