Este blog está dirigido a aquellos que han asumido el reto de esta gran aventura que llamamos "Matrimonio". Esperamos llegar no solo a los matrimonios sino también a los novios que han decidido unir sus vidas o ya lo están pensando; para que a través de nuestras palabras decidan amarse "para toda la vida".

lunes, 5 de abril de 2010

Nuestra Boda (Primer parte)

En el mes de febrero Elard y yo cumplimos 28 años de casados, y como dice la canción “parece que fue ayer”. Tal vez pueda sonar a una frase muy cursi o muy usada, pero en realidad cuando lo pienso, estos 28 años al lado de Elard realmente han pasado como un suspiro. Estoy segura que todos recordamos el día que nos casamos, por eso quisiera compartir con ustedes algunos detalles de ese día tan especial para mí.

El día de nuestra boda me levanté muy temprano pues no quería hacer nada a última hora. Recuerdo que regresé temprano de la peluquería, así que tuve tiempo de recostarme y recordar en breves momentos toda mi vida, las experiencias vividas al lado de mis padres y mis hermanas, cómo conocí a Elard y el día que decidimos casarnos. Un toque en mi puerta me sacó de mis pensamientos; era mi papá que me avisaba que ya había llegado la hora de cambiarme.

El ponerme el vestido fue muy emocionante pero más aún cuando ya con el velo y el tocado mis padres me dieron su bendición. Estando sola en mi habitación recuerdo que quería verme en el espejo, pero mi abuela no me dejaba pues decía que era de mala suerte. Mis hermanas no se cansaban de tocar mi puerta y repetirme que no llorara, que cuidara mi maquillaje, mientras mi papá hablaba en voz alta y decía en son de broma “déjenla tranquila, capaz se está arrepintiendo, tiene derecho”; y así entre risas, besos, abrazos y bromas, salí rumbo a la iglesia.

Al llegar me sentía muy nerviosa; mi papá me repetía en todo momento lo mucho que me quería y sus deseos de que fuera feliz. Avanzamos lentamente por la nave central de la iglesia al compás de la “Marcha Nupcial” y justo antes de entregarme a Elard, mi papá me dio un beso y me dijo “ahora te entrego al hombre que te ama, sé muy feliz”. En ese momento quería echarme a llorar de la emoción, la ternura de mi padre, los ojos llenos de amor de Elard y sus manos estiradas esperándome hicieron que me sintiera la mujer más dichosa del mundo.

1 comentario:

  1. Un blog muy bonito y fácil de leer. A veces las experiencias ajenas son las mejores consejeras

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