Este blog está dirigido a aquellos que han asumido el reto de esta gran aventura que llamamos "Matrimonio". Esperamos llegar no solo a los matrimonios sino también a los novios que han decidido unir sus vidas o ya lo están pensando; para que a través de nuestras palabras decidan amarse "para toda la vida".

jueves, 2 de junio de 2011

Viviendo en casa de mis Padres

A muchos matrimonios nos habrá pasado o nos está pasando que una vez casados, por diferentes motivos, tenemos que ir a vivir en casa de los padres de alguno de los esposos. Si bien es cierto que es una gran ayuda y una forma generosa de apoyarnos al comienzo de nuestra vida conyugal, es también verdad que esto puede convertirse en un gran problema para la pareja, pues no solo será una vida compartida por ambos sino también que existirá la influencia de todos los que allí viven, los padres, hermanos, tíos y probablemente hasta los abuelos.

Nosotros creemos que la influencia que puede ejercer la familia en una situación como esta puede ser negativa; pero también en muchos casos puede tornarse en una influencia positiva.

Será una influencia negativa cuando la familia empieza a entrometerse en medio de la pareja, cuando pretenden ayudarnos, queriendo y a veces exigiendo que hagamos lo que ellos dicen. Lo peor es cuando permitimos que esto suceda y olvidamos que somos una pareja, marido y mujer, y que en segundo plano somos hijos; sin que eso signifique haber dejado de amar a nuestros padres o haberles perdido el respeto, permitiendo que sean ellos los que manejen nuestras vidas, incluso lleguen a tomar decisiones por nosotros como por ejemplo lo que debemos o no hacer, o cómo disponer de nuestro tiempo, cómo criar a los hijos, hasta cómo gastar el dinero. Es verdad también que estamos en una casa que no es la nuestra y por lo tanto debemos respetar las normas y costumbres de los que viven en ella; pero esto no impide que la pareja pueda mantener su independencia y que sea la que decide que hacer y qué no.

Puede ser que presionados por los lazos de amor y respeto que nos unen a nuestra familia quedemos como entre la espada y la pared y que nuestra pareja pueda sentirse abandonada o dejada de lado. Debemos enfrentar con mucho cuidado y sobretodo con mucho amor esta situación si en algún momento se presenta. Es básico para ello el decidir juntos que hacer frente a situaciones como estas, tomando conciencia de que cualquier decisión que los involucre exclusivamente a ambos debe ser tomada de común acuerdo sin que ninguno se vea afectado. El intermediario más indicado para servir de nexo entre las inquietudes que tienen como pareja y la familia debe ser el hijo o la hija de los dueños de casa.

No podemos dejar de mencionar que no todos los padres o familiares podrían intervenir negativamente en la vida matrimonial de la pareja, por ejemplo nosotros vivimos nuestros primeros años en casa de los papás de Cuckie, ellos con su buen ejemplo marcaron siempre un estilo de vida en donde primaba el amor y el respeto, digno de ser imitado, y supieron respetar nuestra independencia apoyándonos con sus consejos cuando nosotros los necesitábamos. Siempre habíamos soñado con tener nuestro propio espacio, no nos importaba si era un departamento pequeño, solo queríamos que nos diera la privacidad que necesitábamos y el poder asumir nuestras propias responsabilidades como la administración de nuestro hogar entre otras tantas cosas, lo que conseguimos un tiempo después.

Lo importante y que no debemos olvidar es que siempre tenemos que proteger nuestra relación, en este caso específico de la influencia que puede ejercer la familia sobre nosotros provocando distanciamiento o frustración entre los dos. Y eso lo conseguiremos manteniendo siempre el diálogo, la calidez, la predisposición de acoger al otro y sobretodo recordar que nuestra pareja está en primer lugar.

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